Cuando
hacían esto, yo me hacía muchas preguntas y no entendía nada de verdad, no
entendí que era lo que me pasaba realmente. En las noches me perseguían las
voces de espíritus, una y otra vez, llamándome siempre por mi segundo nombre:
“Anny”, Anny”, Anny”.
Al principio,
no supe cómo lidiar con tantas voces que escuchaba, hasta pensaba que estaba
loca, recordando que en ese tiempo no tenía mucho conocimiento de Dios, y
apenas estaba comenzando a entender quién era Dios y quien era yo dentro de los
propósitos que Dios había destinado para mi vida. Una de mis pastoras me
aconsejó Ayunar, para que ya no fuera perturbada por los espíritus, y por
supuesto me sentía más tranquila después de hacerlo.
Un día
en la madrugada me encontraba en la casa de Papá, estábamos durmiendo, y de
repente me despierto. En cierto momento, escucho una voz fuerte como un
estruendo, esta voz retumbó en mis oídos, y logré entender las primeras
palabras las cuales eran: “El fuego lo vio y lo consumirá”, recuerdo que me
habló otras palabras, pero no logré entender el otro mensaje, porque parecía
que se habían perdido las otras palabras en el aire.
Mi
reacción era que temblaba de la impresión y las primeras palabras que
salieron de mi boca fueron “Te Reprendo”. La impresión que tuve al
escuchar este tipo de voz fue muy fuerte, al punto de aturdirme en los oídos.
De
verdad, Ignoraba de que se trataba la voz, antes ya había escuchado la voz del
espíritu Santo, la cual es una voz muy suave y apacible que produce paz y
también escuchaba voces de espíritus malos, las cuales eran voces perturbadoras
que me intimidaban, pero nunca había escuchado una voz que me hablara de esa
manera.
Esto
es algo curioso, pero bastante gracioso, debido a que nunca antes había
escuchado la Voz de Dios, la cual según su palabra dice que es como un trueno o
un estruendo:
Job 37:4-5
“Tras
él, ruge una voz; truena El con su majestuosa voz, y no retiene los relámpagos
mientras se oye su voz. Maravillosamente truena Dios con su voz, haciendo
grandes cosas que no comprendemos”.
Job 37:2
“Escuchad
atentamente el estruendo de su voz, y el rugido que sale de su boca”.
En
este tiempo, yo empecé a creer que debía escuchar mucho de la palabra de Dios,
asistía a la congregación, me reunía con mis hermanos de la congregación para participar
en diferentes actividades organizadas. Luego de unos meses me animé a recibir
discipulado, y así fui constantemente recibiendo del Señor. Mi relación de
apego a Dios, fue a partir de lo que escuchaba y esto se volvió una necesidad
para mi vida.
Hace
días estaba orando en mi habitación, me acosté en mi cama y me quebranté, en un
instante logré escuchar la voz de un hombre llamándome muy fuerte “MAYER”, esta
voz se escuchó fuerte y clara.
De nuevo, me extrañé al escuchar esta voz, así que salí de mi habitación y revisé si había un hombre que me llamaba desde afuera de mi casa, incluso entré a la otra habitación y le pregunté a mi hermano si él me había llamado, pero no fue así. Después de esto, me quedé pensando en esta voz, pero finalmente puedo creer que fue de nuevo Dios quien llamó mi atención, pero esta vez de una manera diferente.
Dios usa
cualquier medio para llamar nuestra atención y él lo hace para despertar en
nosotros el Llamado o asignación de parte de él.
1
Pedro 2:9-10
Pero vosotros sois
linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios,
para que proclaméis las obras maravillosas de aquel que os llamó de las
tinieblas a su luz admirable.
2
corintios 5:18-19
Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por
Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al
mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros
la palabra de la reconciliación.